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LA SIERRA DE LA MACARENA .
- La
Serranía de la Macarena, con un
área total de 1´019.036
hectáreas , está localizada al
suroccidente del Departamento del
Meta. La formación de la Sierra
es más antigua que la de los
Andes (época prepaleozoica) y
una de las más antiguas de
América del Sur. Es una
continuación de la cadena
montañosa de las Guayanas que
contiene elevaciones entre los
300 y los 2.500 metros sobre el
nivel del mar. Por esta razón
las temperaturas en la Sierra se
ubican en distintos pisos
térmicos que van del cálido al
frío. La estación de lluvias
comprende los meses de Abril a
Noviembre. La estación seca se
presenta durante los meses de
Diciembre a Marzo. Los ríos que
recorren el área de la Macarena
son el Guayabero, por la parte
sur y occidente, el Duda por el
occidente, y el Güejar y Ariari
por el norte y oriente. En este
frágil medio físico de la
Serranía, confluyen fauna y
flora de tres ecosistemas: el
Amazónico, el Orinocense y el
Andino. Debido a la
particularidad de su diversidad
biológica, en la que destacan su
flora y fauna endémica, fue
reconocida como Reserva
Biológica y monumento nacional,
durante la VII conferencia
Panamericana celebrada en 1933
Debido a su topografía abrupta,
esta región no posee muchos
terrenos aprovechables. En su
mayoría son ondulados y
pendientes, expuestos a la
erosión acelerada. Son de baja
calidad pues los nutrientes no se
encuentran en los suelos, como
suele suceder en los campos
fértiles, sino que se encuentran
ubicados en una fina capa vegetal
superficial. Las altas
temperaturas que oscilan entre
los 25° y los 30° C y las
elevadas precipitaciones -con un
promedio de 2.225 mm anuales -,
genera un proceso acelerado de
descomposición de la materia
orgánica. Es pues esta
descomposición la que conlleva a
una disponibilidad inmediata de
nutrientes que fertilizan la
tierra. La reserva cuenta con
suelos clasificados en los tipos
III a VIII. La mayor proporción
del territorio de La Macarena se
encuentra dentro de los tipos VII
y VIII, es decir, en los de más
baja calidad, si tenemos en
cuenta que la clasificación va
de I a VIII y que los tipo I son
los de mejor calidad. Durante los
primeros años de explotación,
los terrenos son ilusoriamente
fértiles, pero paulatinamente
esta productividad decrece . Por
esta razón se termina
recurriendo a las pasturas, las
cuales pueden soportar terrenos
poco fértiles. Como resultado,
el bosque paulatinamente está
dando paso a la sabana, lo cual
genera un desequilibrio
ecológico que va en aumento.
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